Hermanos indígenas del mundo:
Estoy profundamente preocupado porque se pretende utilizar a algunos dirigentes y grupos indígenas para promover la mercantilización de la naturaleza y en particular de los bosques a través de la creación del mecanismo REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) y sus versiones REDD+ y REED++.
Cada día desaparece en el mundo una extensión de bosques y selva equivalente a 36.000 canchas de fútbol. Cada año se pierden 13 millones de hectáreas de bosques y selva. A este ritmo, los bosques desaparecerán antes de fines de siglo.
Los bosques y la selva son la mayor fuente de biodiversidad. Si continua la deforestación, miles de especies animales y vegetales se perderán para siempre. Más de tres cuartas partes del agua dulce accesible vienen de zonas de captación en bosques, de ahí que la calidad del agua empeora cuando la condición del bosque se deteriora. Los bosques constituyen una protección ante inundaciones, erosiones y desastres naturales. Proveen bienes no maderables y maderables. Los bosques son una fuente de medicinas naturales y elementos de curación aun no descubiertos. Los bosques y la selva son los pulmones de la atmósfera. El 18 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen en el mundo son provocados por la deforestación.
Es fundamental detener esta destrucción de nuestra Madre Tierra.
Actualmente en las negociaciones de cambio climático todos reconocen que es esencial evitar la deforestación y degradación de los bosques. Sin embargo, para lograrlo, algunos proponen mercantilizar los bosques con el falso argumento de que sólo se cuida y conserva aquello que tiene precio y propietario.
Su propuesta es tomar en cuenta sólo una de las funciones de los bosques, que es su capacidad de absorción de dióxido de carbono, y emitir “certificados”, “bonos” o “derechos de carbono” que se comercialicen en un mercado de carbono. De esta forma, las empresas del Norte podrán optar entre hacer reducciones de emisiones en sus países o comprar “certificados REDD” en países de Sur según su conveniencia económica. Por ejemplo, si una empresa tiene que invertir 40 ó 50 $US para reducir la emisión de una tonelada de CO2 en un “país desarrollado”, preferirá comprar un “certificado REDD” por 10 ó 20 $US en un “país en vías de desarrollo” para decir que ha cumplido con la reducción de emisiones de dicha tonelada de CO2.
A través de este mecanismo los países desarrollados traspasarán su obligación de reducir sus emisiones a los países en vías de desarrollo, y el Sur una vez más volverá a financiar al Norte ya que esa empresa del Norte se ahorrará mucho dinero comprando “certificados” de carbono de bosques del Sur.
Pero no sólo harán trampa con sus compromisos de reducción de emisiones, sino que además darán inicio a la mercantilización de la naturaleza empezando por los bosques. Los bosques pasarán a tener precio por la cantidad de toneladas de CO2 que son capaces de absorber. Los “bonos” o “derechos de carbono” que certifican esa capacidad de absorción serán vendidos y comprados como cualquier mercancía a nivel mundial.
Para asegurar que nadie afecte la propiedad de los compradores de “certificados REDD” se instaurarán una serie de restricciones que acabarán afectando el derecho soberano de los países y los pueblos indígenas sobres sus bosques y la selvas. Así comenzará una nueva etapa de privatización de la naturaleza nunca antes vista que se irá extendido al agua, la biodiversidad y lo que ellos denominan “servicios ambientales”.
Mientras nosotros afirmamos que el capitalismo es la causa del calentamiento global y de la destrucción de los bosques, la selva y la Madre Tierra, ellos buscan ahora expandir el capitalismo a la mercantilización de la naturaleza con el denominativo de “economía verde”.
Para conseguir el apoyo a esta propuesta de mercantilización de la naturaleza algunas entidades financieras, gobiernos, ONG, fundaciones, “expertos” y empresas intermediarias están ofreciendo un porcentaje de los “beneficios” de esta mercantilización de la naturaleza a los pueblos indígenas y a las comunidades que viven en los bosques nativos y la selva.
La naturaleza, los bosques y los pueblos indígenas no estamos en venta.
Por siglos los pueblos indígenas hemos vivido conservando y preservando los bosques nativos y la selva. Para nosotros los bosques y la selva no son objetos, no son cosas que uno puede poner precio y privatizar. No aceptamos que se reduzca a los bosques nativos y selvas a una simple cantidad mensurable de carbono. Tampoco aceptamos que se confunda los bosques nativos con simples plantaciones de una o dos especies de árboles. Los bosques son nuestro hogar, son la casa grande donde coexisten plantas, animales, agua, suelo, aire puro y seres humanos.
Es fundamental que todos los piases del mundo trabajemos juntos para evitar la deforestación y degradación de los bosques y selva. Es una obligación de los países desarrollados, y es parte de su deuda climática y ambiental, contribuir económicamente a la preservación de los bosques, pero No a través de su mercantilización. Hay muchas formas de apoyar y financiar a los países en vías de desarrollo, a los pueblos indígenas y a las comunidades locales que contribuyen a la preservación de los bosques.
Los países desarrollados gastan decenas de veces más recursos públicos en la defensa, la seguridad y las guerras que en el cambio climático. Incluso durante la crisis financiera muchos han mantenido e incrementado sus gastos militares. No es admisible que aprovechando de las necesidades de las comunidades y las ambiciones de algunos dirigentes y “expertos” indígenas se pretenda involucrar a los pueblos indígenas en la mercantilización de la naturaleza.
Todo mecanismo de e protección de los bosques y la selva debe garantizar los derechos y la participación indígena, pero no porque llegue a haber participación indígenas en REDD podemos aceptar que se ponga precio y se negocie en un mercado mundial el carbono de los bosques y las selva.
Hermanos indígenas, no nos dejemos confundir. Hay quienes nos dicen que el mecanismo de mercado de carbono de REDD será voluntario. Es decir que el que quiere podrá vender y comprar, y el que no lo desee se podrá marginar. Nosotros no podemos aceptar que con nuestro consentimiento se cree un mecanismo en el que voluntariamente unos vendan a la Madre Tierra mientras otros miran cruzados de manos.
Frente a estas visiones reduccionistas y mercantilistas de los bosques y la selva, los pueblos indígenas junto a los campesinos y movimientos sociales del mundo debemos luchar por las propuestas de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra:
1) Manejo integral de los bosques nativos y la selva tomando en cuenta no sólo su función mitigadora de emisiones de CO2 sino todas sus funciones y potencialidades evitando confundirlos con simples plantaciones.
2) Respecto a la soberanía de los países en vías de desarrollo en la gestión integral de sus bosques.
3) Pleno cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas establecidos en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio 169 de la OIT y otros instrumentos internacionales; reconocimiento y respeto a sus territorios; revalorización y aplicación de los conocimientos indígenas para la preservación de los bosques; participación y gestión de los bosques y la selva por los pueblos indígenas.
4) Financiamiento de los países desarrollados a los países en vías de desarrollo y a los pueblos indígenas para el manejo integral de los bosques como parte de su deuda climática y ambiental. No establecimiento de ningún mecanismo de mercado de carbono o de “incentivos” bosque conlleve a la mercantilización de los bosques y selva.
5) Reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra que comprende los bosques, la selva y todos sus componentes. Para restablecer la armonía con la madre Tierra, el camino no es ponerle precio a la naturaleza sino reconocer que no sólo los seres humanos tenemos derechos a la vida y a reproducirnos, sino que también la naturaleza tiene derecho a la vida y a regenerarse, y que sin la madre Tierra los seres humanos no podemos vivir.
Hermanos indígenas, junto a los hermanos campesinos y a los movimientos sociales del mundo, movilizarnos para que las conclusiones de Cochabamba sean asumidas en Cancún y para impulsar un mecanismo de ACCIONES RELATIVAS A LOS BOSQUES basado en estos cinco principios, manteniendo siempre en alto la unidad de los pueblos indígenas y los principios de respeto a la Madre Tierra que por siglos hemos preservado y heredado de nuestros antepasados.
Evo Morales Ayma
Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.
Letter from Evo Morales:
Nature, forests and indigenous peoples are not for sale
Indigenous brothers of the world:
I am deeply concerned because attempts are being made to use some indigenous leaders and groups to promote the commodification of nature and, in particular, of forests through the establishment of the REDD mechanism and its REDD+ and REDD++ versions.
Every day an area of forests and rainforests equal to 36,000 soccer fields disappears in the world. Each year, 13 million hectares of forest and rainforest are lost. At this rate, the forests will disappear by the end of the century.
Forests and rainforests are the largest source of biodiversity. If deforestation continues, thousands of animal and vegetable species will be lost forever. More than three quarters of accessible freshwater come from catchment areas in forests; therefore water quality worsens when the forest condition deteriorates. The forests provide protection against flooding, erosion and natural disasters. They provide both non-timber and timber goods. Forests are a source of natural medicine and healing elements that have yet to be discovered. Forests and rainforests are the lungs of the atmosphere. Eighteen percent of all greenhouse gas emissions produced in the world is caused by deforestation.
It is essential to stop the destruction of our Mother Earth.
In climate change negotiations, everyone currently recognizes the importance of preventing the deforestation and degradation of forests. However, to achieve this, some propose to commodify forests on the false argument that people only care for and conserve that which has a price and an owner.
Their proposal is to only consider one of the functions of the forests, which is their ability to absorb carbon dioxide, and issue “certificates”, “bonds” or “carbon rights” that are commercialized in a carbon market. Therefore, the companies of the north may choose between reducing emissions in their countries or buying “REDD certificates” in the countries of the south, according to their economic convenience. For example, if a company has to invest US$ 40 or US$ 50 to reduce the emission of one ton of CO2 in a “developed country,” it would prefer to buy a “REDD certificate” for US$ 10 or US$ 20 in a “developing country,” so it can say it has reduced the emissions of said ton of CO2.
Through this mechanism, developed countries will hand off their obligation of reducing their emissions to developing countries and the south will once again fund the north, since the company in the north will save a lot of money by buying carbon “certificates” from the forests in the south.
Not only will they cheat on their commitments to reduce emissions, but they will also kick off the commodification of nature starting with the forests. The forests will start being priced based on the number of CO2 tons they are able to absorb. The “bonds” or “carbon rights” that certify this absorption capacity will be sold and bought like any good around the world. In order to make sure that no one damages the property of the buyers of “REDD certificates”, a series of restrictions that will ultimately affect the sovereign right of countries and indigenous peoples over their forests and rainforests will be put into place. So begins a new stage of privatization of nature never before seen that will extend to water, biodiversity and what are referred to as “environmental services”.
While we assert that capitalism is the cause of global warming and the destruction of forests, rainforests and Mother Earth, they are now looking to expand capitalism to the commodification of nature under the term “green economy”.
In order to obtain support for this proposal to commodify nature, some financial institutions, governments, NGOs, foundations, “experts,” and trading companies are offering a percentage of the “profits” of this commodification of nature to the indigenous peoples and communities living in native forests and rainforests.
Nature, forests and indigenous peoples are not for sale.
For centuries, the indigenous peoples have lived conserving and preserving the native forests and rainforests. For us, the forests and rainforests are not objects; they are not things that can be priced and privatized. We do not accept reducing the native forests and rainforests to a single measurable quantity of carbon. Nor do we accept confusing native forests with simple plantations of one or two tree species. The forests are our homes; they are a big house where plants, animals, water, soil, pure air and human beings coexist.
It is important for all countries of the world to work together in order to prevent the deforestation and degradation of the forests and rainforests. It is the developed countries’ obligation and it is part of their climate and environmental debt to contribute financially to the preservation of forests, but NOT through their commodification. There are many ways to support and finance developing countries, indigenous peoples and local communities that contribute to the preservation of forests.
Developed countries spend ten times more public resources on defense, security and wars than climate change. Even during the financial crisis, many have maintained and increased their military spending. It is unacceptable that attempts are made to involve indigenous peoples in the commodification of nature by taking advantage of the needs of communities and the ambitions of some indigenous leaders and “experts”.
All forest and rainforest protection mechanisms must guarantee indigenous rights and participation, but we cannot accept that the carbon from forests and rainforests is priced and negotiated in a world market just because indigenous participation is achieved in REDD.
Indigenous brothers, let us not get confused. Some people tell us that the REDD carbon market mechanism will be voluntary. In other words, he who wants to sell and buy will be able to do so, and he who does not want to will be able to stand aside. We cannot accept that a mechanism is created with our consent in which some people voluntarily sell Mother Earth while others look on and do nothing.
In light of these reductionist and commercial views of forests and rainforests, the indigenous peoples with the peasants and social movements of the world must fight for the proposals set forth by the World People’s Conference on Climate Change and the Rights of Mother Earth:
1) Integrated management of native forests and rainforests, considering not only their role in mitigating CO2 emissions, but all their functions and potential, avoiding confusion with simple plantations.
2) Respect for the sovereignty of developing countries in the comprehensive management of their forests.
3) Full compliance with the Rights of Indigenous Peoples established by the United Nations Declaration on the Rights of Indigenous Peoples, Convention 169 of the ILO and other international instruments; recognition of and respect for their territories; revaluation and implementation of indigenous knowledge for the preservation of forests; indigenous peoples’ participation and management of forests and rainforests.
4) Funding of developed countries to developing countries and indigenous peoples for the comprehensive management of forests as part of their climate and environmental debt. No establishment of any mechanism of carbon markets or forest “incentives” that may lead to the commodification of forests and rainforests.
5) Recognition of the rights of Mother Earth that include forests, rainforests and all its components. In order to restore harmony with Mother Earth, the path to be taken is not to put a price on nature, but rather to recognize that not only humans have rights to life and reproduce, but that nature has the right to life and to reproduce and that human beings cannot life without Mother Earth.
Indigenous brothers, together with our peasant brothers and the social movements of the world, we must mobilize so that the conclusions of Cochabamba are taken up in Cancun to promote a mechanism of FOREST ACTIONS based on these five principles, while always deeply valuing the unit of indigenous peoples and principles of respect for Mother Earth, which we have preserved for centuries and inherited from our ancestors.
Evo Morales
President of the Plurinational State of Bolivia
Una visión clara y unitaria de la situación y de sus soluciones .Un documento importante a tener en cuenta y articular acciones.A trabajar y difundir!
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